Los sondeos prevén una segunda vuelta el 28 de octubre entre el diputado Bolsonaro y el excalcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Quien resulte electo sucederá a Michel Temer, el más impopular de los mandatarios desde la restauración de la democracia en 1985, y tendrá por misión recomponer la credibilidad del Estado después de años de crisis económica, violencia endémica y escándalos de corrupción.
Bolsonaro, un excapitán del Ejército, de 63 años, y Haddad, excalcalde, de 55, son a la vez los candidatos con más intención de voto y con mayor índice de rechazo, en una muestra de las pasiones que agitan al país y que dejaron poco espacio a los candidatos de centro.
La última encuesta Datafolha del jueves da un 35 % de intenciones de voto a Bolsonaro, frente a 22 % para Haddad; el centroizquierdista Ciro Gomes y el centroderechista Geraldo Alckmin gravitan en torno al 10 %.
Los dos favoritos aparecen empatados en las simulaciones de balotaje.
Entre cárcel y hospital
Haddad realizó un ascenso fulgurante desde que fue designado el 11 de septiembre como sustituto del encarcelado expresidente Lula, favorito absoluto hasta que su candidatura fue invalidada a causa de su situación judicial. El exmandatario cumple una condena a 12 años de prisión por corrupción y lavado de activos.
La campaña se vio sacudida además por el atentado que sufrió Bolsonaro el 6 de septiembre, cuando un individuo le asestó una puñalada en el abdomen en un mitin. Aunque no pudo realizar nuevos actos públicos, siguió presente en las redes sociales y aumentó sustancialmente su ventaja en las encuestas.
Su popularidad también sobrevivió, e incluso aumentó, después de las masivas manifestaciones de mujeres que el sábado pasado denunciaron el historial de declaraciones misóginas, racistas y homófobas de este admirador de la dictadura militar (1964-85).
Pese a que se presenta como candidato del pequeño Partido Social Liberal (PSL), Bolsonaro recogió esta semana el apoyo de la poderosa bancada ruralista en el Congreso, de importantes pastores evangélicos y de medios empresariales que apostaban previamente por Alckmin.